domingo, 4 de abril de 2010

Ecología: El agua en San Miguel de Allende y su región en el Semidesierto

El Agua en el Semidesierto de San Miguel de Allende:



El agua escasa en el semidesierto de San Miguel de Allende.

Por Arturo Morales Tirado.

   Una de las características más interesantes y poco conocidas en la comprensión del entrono de San Miguel de Allende y su región es la forma geográfica o fisiografía y sus efectos en la cultura local. En el caso de nuestra región, San Miguel se encuentra en la frontera geológica entre la Mesoamérica volcánica, marcada por el volcán “Palo Huérfano” o “Los Picachos” y el semidesierto mexicano, que comienza en nuestra ciudad y se extiende hasta el Sur – Poniente de Texas, prácticamente todo Nuevo México y Arizona en los Estados Unidos. En esta región, una de las características más marcadas es la baja precipitación pluvial que no rebasa más de 500 m.m. (medio metro) por año, lo que determina que el agua de lluvia sea un recurso natural escaso que ligado con el calendario solar anual marcan los ciclos biológicos en estos ecosistemas.

   Además, estamos a 1950 m.s.n.m. en el centro del continente, lo que, entre otras favorables consecuencias, nos ofrece un clima generalmente estable con media de 17OC, con lluvias que pocas veces son intensas y menos veces perduran más de 20 minutos.

   Este tipo de precipitaciones, generalmente no irán a cargar el acuífero o agua que se encuentra en el subsuelo, ya que la mayor parte se evapora - transpira, sigue corriendo por las laderas hasta los arroyos y ríos o se aprovecha en la parte superficial de los suelos por la vegetación del semidesierto.

   Desde luego, la vegetación está caracterizada por estos factores climáticos, fisiográficos y geológicos, donde el agua de lluvia es determinante, por lo que la flora está constituida por diversas especies de cactus, suculentas, gramíneas (pastos o zacates) adaptadas al semidesierto, y arbustos típicos del semidesierto como los gatillares (Mimosas, sp.), huizaches (Acacias sp.) y árboles de mezquites (Proposis, sp.).

   Sin embargo, desde los primeros años de la década de 1950, cuando se perforó el primer pozo profundo en el rancho La Covadonga, San Luis de la Paz, para incrementar la productividad agrícola extensiva de tipo comercial, la cultura del agua en relación al semidesierto se trastornó en lo agropecuario, lo industrial y los usos urbanos y domésticos.
   Hoy en día, más del 95% del agua usada por los que vivimos en San Miguel y su entorno proviene del acuífero, de ésta, 85% es consumida en actividades agropecuarias, 8 % en actividades industriales y 7% en usos domésticos y urbanos. De esta agua subterránea, hemos agotado en los últimos 60 años, más de ¾ partes de la capacidad del acuífero, lo que nos debe de llevar a reflexionar y proponer diferentes prácticas en torno a este recurso natural escaso y finito, que a fin de cuentas determinará nuestra forma y calidad de vida en San Miguel de Allende.


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